La Mujer Rota - Museo del Carnaval 2007
La perífrasis “la mujer rota” que utilizó Simone de Beauvoir siempre me ha parecido interesante más allá del sentido que le dio la autora. La estética del cuerpo femenino, con su armonía y proporciones siempre aparece recompuesta a pesar de las roturas que recibe en su alma.
La mujer del siglo XIX y diría que la de la primera mitad el XX, dedicaba su vida a la familia, dejando de lado su desarrollo personal; cuando por diferentes razones, el hombre de la casa ya no estaba y sus hijos recorrían sus propios caminos, la mujer quedaba vacía, sola y “rota”. Son roturas internas que en la armonía exterior, en los cuerpos desnudos, no se ven.
El paso del tiempo va dejando marcas, cada una de ellas es una herida, un dolor, una decepción pero no se ven como tales, se atribuyen a la vejez, al deterioro natural de los cuerpos, sólo la mujer reconoce en cada una de esas arrugas su propia historia.